Sobre el sentido de la vida. Una reflexión católica para la asignatura de Filosofía.
El presente texto es el primer comentario de texto que tuve que hacer para la asignatura de Filosofía de 1º de Bachillerato. Aunque pueda llegar a ser ambiguo en algunas partes, lo considero una excelente y muy acertada reflexión sobre el sentido de la vida y de la existencia. Os lo comparto:
El hombre, para vivir una buena vida, debe tomar las riendas de la vida misma, de hacer lo que le plazca, nunca habíamos sido tan libres como ahora, necesitamos una filosofía para nuestro tiempo que aún debe hacer, la filosofía está para ayudarnos a vivir bien... ¿O no? ¿O nada de esto es verdad?¹
Vivir para hacer lo que te plazca, sin diferenciación de lo lícito o ilícito es desastroso. Cuando mueras, ¿de qué te habrá servido esa supuesta libertad? ¿De qué te habrá servido, si nunca descubriste la Verdad, la cual es el fundamento de nuestra existencia y en ella se fundamenta el sentido de la existencia?
En todo caso, la vida no debe consistir en hacer lo que nos plazca, sino en buscar con insistencia la Verdad, y una vez encontrada, vivir por Ella y para Ella, y hacer que todas tus acciones estén iluminadas por la Verdad. Esa es la verdadera libertad: hacer el bien, aunque claro, ¿qué es el bien? Para descubrirlo, primero hemos de descubrir y conocer a la Misteriosa Verdad, fundamento y regidora de todas las demás verdades.
Por la carencia de la Verdad en nuestras vidas, y por tantas preocupaciones vanas sin centrarse en buscar la Verdad, hoy estamos sin duda en el tiempo con menos libertad de la historia. Tenemos el conocimiento en Internet... Aunque de forma muy limitada, y es más, muchos no lo consultan, o se creen lo primero que ven, siendo esclavizados por la mentira. Todos podemos acceder a los estudios... Pero una mayoría van por obligación y solo memorizan para escupir todo.
Llamamos al bien mal, y al mal bien, y nos jactamos de ser libres... Cuando en realidad lo que hemos hecho ha sido fusionar la libertad y el libertinaje y hacerlo uno solo.
La vida de la mayoría, además, no tiene ningún sentido objetivo, en cuanto a la vida que lleva la persona. La vida del hombre moderno se centra en adicciones, seguir las apetencias sin cuestionarse nada, adorar una heterodoxa idea de la libertad y defender unos principios ideológicos que son dictados por los altos cargos para, en consecuencia, destruir una de las mayores civilizaciones del mundo.
El consumismo y demás adicciones trae el pegarse a lo material, y eso trae la intranscendencia, y esta trae la destrucción del sentido, de todo sentido, y en consecuencia [la destrucción] de la civilización, pues —aunque me cueste citarlo— se ha de reconocer que lo que decía Nietzsche* es cierto: que si abandonamos la trascendencia, la Verdad, el Sentido, nada tendría sentido y todo sería un desastre: no existiría la moral objetiva, ni los derechos objetivos, ni la justicia, ni la realidad y dignidad de la persona... ¡Absolutamente nada! Y esta pérdida de sentido, lleva aquí.
²En conclusión, no es que haya que crear una filosofía para que la vida tenga sentido, es que ya existe. La Verdadera Filosofía, sierva de la Verdad, no se subyuga a los principios ideológicos de turno, sino que se mantiene leal por los siglos a la Verdad, la cual es inmutable.
¿Quieres que tu vida tenga sentido y quieres ser verdaderamente libre? Te reto a encontrar la Verdadera Filosofía. Tu vida cambiará, como cambió la de tantos otros.
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* -> Lo que decía Nietzsche, sin ambigüedades, era que si Dios no existe, nada tiene sentido, es decir, no existe la moral objetiva, ni nada de lo antes mencionado, de ahí en el fondo su pesimismo.
La profesora puso en la corrección dos objeciones en dos párrafos, los cuales están marcados con el numerito que indica la nota a pie de página:
1- Eso es el sentido de tu existencia, ¿no? Es decir, sugiriendo que el sentido de la vida al final es algo relativo y completamente subjetivo, mas no objetivo. Y yo respondí en el papel (aunque ella no lo pueda ver): No, es el sentido objetivo; porque en verdad Dios, que es la Verdad, es el único sentido objetivo de toda la existencia, pues fuimos creados por Él y para Él.
2- ¿Cuál es esa verdad? Es normal esta pregunta debido a la ambigüedad con la que traté al texto, sin embargo es evidente que cualquier buen católico sabría reconocer en esa Verdad con V mayúscula al mismísimo Dios, a Jesucristo nuestro Señor, y es que así respondí en su momento: Jesucristo.
Pax et bonum +
Matthaeus, ancillus Domini.
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